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TIEFENFENOMENOLOGÍA

Fenomenología del Profundo

 

1. Trasfondo histórico

Mayo 1945: Capitulación incondicional de Alemania.  

Fin de la Segunda Guerra mundial: Ciudades destruidas, familias destrozadas, Alemania dividida, Europa desalmada. El horror del Holocausto oprime la conciencia del planeta.

2. Reacción de los filósofos

French theory, fracaso de la cultura occidental.

Intelectuales franceses, reaccionaron rechazando la tradición de pensamiento occidental, que supuestamente había hecho posible el desastre. Había que dejar atrás la era moderna y comenzar una nueva, llamada postmoderna. “Simplificando al máximo, se tiene por «postmoderna» la incredulidad con respecto a los metarrelatos,” definió François Lyotard.

Qué son metarrelatos? En la época anterior sustentada por autores bíblicos y filósofos como Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Descartes, Kant, Hegel... se buscó el fundamento del saber en una realidad metafísica, Dios¿ el espíritu, la razón, etc. Esta actitud se consideraba fracasada. Ahora se pretendía encontrar el fundamento del saber dentro de la ciencia. En realidad, no se trataba primordialmente del saber, lo que se buscaba era agilizar el proceso de emancipación de la humanidad, que comenzó en la revolución francesa.

A las filosofías y teologías tradicionales, especialmente la filosofía de Hegel y a los textos bíblicos llamados revelados, se los cataloga de “metarrelatos”. Se definen éstos como esquemas de cultura narrativa, que pretenden dar respuesta a todos los interrogantes históricos. Ello habría fundamentado el pensar autoritario, totalizante. La tragedia de Auschwitz significaba el fracaso de ese modo de pensar. Desde ahora, el ser humano no aceptará nada que no sea creación suya. No existe – según los ideólogos postmodernos – la verdad en sí. La verdad es creación humana y debe surgir del consenso. La nueva actitud provoca un cambio de mentalidad radical referente a una cuestión tan fundamental como el bien y el mal. El último criterio es el éxito. Bueno es lo que la mayoría considera como tal y a mí me permite triunfar. Cada uno tiene que tratar de llegar a la meta pronto y antes que los demás. Con esos principios cambia la visión de la vida. Se relativizan los contenidos, se promueve la apariencia, lo que impresiona. Se eliminan las convicciones de fondo. Los juegos de palabras ocupan el lugar de la argumentación seria.

 

Escándalo Sokal

Fashionable Nonsense: Postmodern Intellectuals' Abuse of Science

(Impostures intellectuelles)

Desde el principio surge la desconfianza hacia el movimiento postmoderno. Se nota la precipitación causada por el trauma de la guerra. Domina la búsqueda del éxito rápido. El movimiento nacido en Francia en 1960 pasó, hacia el 1970, a Estados Unidos (bajo el nombre “french theory”). Se multiplican las teorías posmodernas, una de ellas era el “pensamiento débil” (antimetafísico, sin trabas interpretativas) propagado desde Italia. Al renunciar a principios y proponer el éxito como criterio, se abre la puerta a la arbitrariedad; al nihilismo. Las nuevas tecnologías ponen el poder en manos de las masas; los medios influencian las decisiones en todos los niveles de la sociedad. No se piensa por sí mismo, se hace lo que sugieren los medios. Los científicos dieron la voz de alerta. El llamado “escándalo Sokal” fue un engaño urdido por el físico Alan Sokal de la Universidad de Nueva York, con el fin de poner de manifiesto la precipitación y falta de seriedad, en las publicaciones posmodernas. El profesor Sokal envió un artículo pseudocientífico a la revista postmoderna “Social Text”. Pretendía comprobar que una revista de humanidades publicaría “un artículo plagado de sinsentidos, siempre y cuando: a) Suene bien; y b) Apoye los prejuicios ideológicos de los editores”. Seguidamente Sokal publicó junto con Jean Bricmont, físico belga profesor en la Universidad católica de Lovaina, la obra “Imposturas intelectuales” en la cual se reprocha a académicos posmodernos falta de rigor y dejarse llevar por la moda.

La desorientación era evidente. Los filósofos fueron menos perspicaces que los científicos. Hubo intentos aislados llamando la atención sobre la superficialidad filosófica del postmodernismo, pero no fueron atendidos. La moda imperaba. Lo único importante era hacer carrera. Para ello había que seguir la corriente posmodernista. Era un círculo cerrado. Quizá ahora, año 2022 - en un momento histórico también difícil - sea posible volver con serenidad al tema y analizar con espíritu crítico constructivo aquellas advertencias.

La situación histórica actual es de evidente gravedad. Además del trauma de la Shoa nos abruman nuevos problemas: cambio climático, amenaza de una tercera guerra mundial, pandemia, terremotos, corrupción en personas e instituciones, crímenes machistas, pedofilia. Intentemos reflexionar sobre el aspecto filosófico.

Nietzsche y Heidegger

Un indicio de la desorientación filosófica posmoderna puede verse en el modo demasiado sencillo (einfältig) de proponer a Nietzsche y a Heidegger, como guías para la renovación de Europa. Los mismos intelectuales que habían reducido a metarrelatos, tradiciones fundamentales de Occidente, recurrieron a dos creadores de otra clase de grandes relatos, para reconstruir la cultura destrozada por el nacionalsocialismo, dejando sin investigar en profundidad, su relación con la ideología nazi. Fue un malentendido, que se puede corregir, recordando ahora, con serenidad, vida y obras de esos pensadores.

Está demostrado que Heidegger era nacionalsocialista convencido. En abril de 1933 aceptó el Rectorado de la Universidad de Friburgo e ingresó en el partido NSDAP. En los meses siguientes expuso abiertamente ideas de tendencia claramente nazi. Ya en “Ser y Tiempo” (Sein und Zeit) se encuentran expresiones (“Geschick”, “Volk” “Helden” “Fürsorge”) que apuntan a la ideología. La filosofía de Heidegger parece inadecuada para orientar a la humanidad en tiempo de crisis. Lo advirtieron estudiosos que conocían bien la persona y la obra. El filósofo psiquiatra Karl Jaspers, por ejemplo, propuso a los aliados que, a Heidegger, a pesar de ser persona non grata, se le concediera por razones humanitarias una renta, pero desaconsejó readmitirlo a la docencia por la siguiente razón: “La forma de pensar de Heidegger me parece dependiente, dictatorial, sin comunicación, por ello sería desastrosa para la docencia” (Heideggers Denkungsart, die mir ihrem Wesen nach unfrei, diktatorisch, kommunikationslos erscheint, wäre heute in der Lehrwirkung verhängnisvoll). No hacemos nuestro ese dictamen, pero sí consideramos legítima la pregunta: ¿por qué se remitieron a Heidegger los ideólogos del pensamiento postmoderno? A Habermas le parecía incomprensible, que un pensador de la talla de Heidegger cayera en un modo tan simple de veneración hacia el inculto dictador ("La cultura no importa, Karl. Mira sus maravillosas manos", habría respondido Heidegger en una ocasión a Karl Jaspers refiriéndose a Hitler.)

Después de la publicación de los “cuadernos negros” (schwarze Hefte), de la correspondencia con Hanna Ahrend y de las cartas a su esposa, publicadas por su nieta Gertrud Heidegger, ha surgido una imagen insospechada de Heidegger: un ser humano luchando por superar sus debilidades. La imagen del filósofo, que urgía a la autenticidad en un mundo sumido en lo inauténtico, sometido a la mediocridad del “man” (vulgo), tenía que ser corregida. Muchos lo habían imaginado como un ermitaño de la selva negra, engolfado en la meditación de los misterios del ser. En realidad, era un espíritu inquieto, huyendo de sí mismo, necesitado de cariño y admiración. El motor de su vida confesaba una vez a su esposa Elfride, era la pasión. «Cuando mi existencia está privada de pasión enmudezco y la fuente no fluye». De día trabaja arrebatadamente; de noche, su corazón se acelera. Se siente zarandeado «por una fuerza que él llamaba demoníaca», necesita retirarse de vez en cuando al silencio de la Abadía benedictina de Beuron, donde le gusta rezar completas con los monjes, y se extasía con el himno “Te lucis ante terminum”.

Eso concuerda con su naturaleza de filósofo. Según Platón, la filosofía nace del impulso erótico que eleva al hombre de la realidad corpórea hasta el olimpo de los dioses. Heidegger no hace ese movimiento tema explícito de reflexión filosófica como ocurre, por ejemplo, en Kierkegaard. Eso irrita a algunos biógrafos. Lo mismo ocurre con su posición política; Heidegger intentaba minimizar su adhesión al nazismo, reduciéndolo a un episodio esporádico sin repercusión en su obra. Ahora sabemos que el pangermanismo de cuño nazi era esencial en la dinámica de su pensar.

Después de la victoria de los Aliados, surgió en la opinión pública, la necesidad de exigir autenticidad a las figuras influyentes en la sociedad. Gadamer reveló en un discurso, con ocasión del centésimo aniversario del maestro, que Heidegger descubrió una dimensión esencial de su vida cuando conoció a la joven Hanna Ahrend; hay semejanza con lo que significó para Nietzsche Lou Salomé. También hay una cierta semejanza entre el ataque de Nietzsche en Turín, en enero de 1889 y el ictus de Heidegger en casa de una de sus amantes en Augsburg en abril de 1970. Se extraña en Heidegger la ausencia de reflexión sobre sus propias vivencias personales y políticas, a partir de las cuales, hubiera podido interpretar adecuadamente el ser humano real y los avatares de la historia. Pero Heidegger no partía de la naturaleza humana tal y como se manifiesta en la realidad histórica, su filosofar está impulsado por la dinámica idealista del pensamiento germano desde Kant, de ahí, el rasgo megalómano que lo unía con Nietzsche y lo acercaba al nazismo.

Theodor Adorno y la Escuela de Frankfurt

Es probable que esa dualidad entre pensamiento y vida provocara la expresión ridiculizante de Theodor W. Adorno “Jargon der Eigentlichkeit” (jerga de la autenticidad). Adorno anduvo un camino distinto al de Heidegger. Por razón de su ascendencia judía fue excluido de la docencia en 1933, emigró huyendo de los nazis. En esa situación conoció a Marx Horkheimer, también de ascendencia judía, huido igualmente de Alemania. Tras 15 años en el exilio, Adorno decidió volver a su país, por nostalgia y por su necesidad de trabajar en su lengua materna. Reanudó su actividad docente y fue uno de los directores del Instituto de investigaciones sociológicas (Institut für Sozialforschung) de Frankfurt.

Adorno y Heidegger representan dos maneras diferentes de vivir la cultura y la lengua alemanas, dos formas de entender la filosofía partiendo de autobiografías opuestas. Lo certero no es apostar por Adorno y contra Heidegger. Fértil es la cooperación de ambos. Coordinando la visión de Adorno y la de Heidegger se podría fundamentar una filosofía abierta a la naturaleza y a todos los seres humanos. Para que una reforma de la filosofía y de la ciencia sea posible, es necesario un proceso de madurez del sujeto. No se trata ya de nuevas teorías, sino de un cambio esencial de una “conversión” del hombre. Pero ¿Puede el ser humano cambiar su esencia? El Instituto de Investigación Sociológica nació en Frankfurt en el período de entreguerras. El país estaba frustrado por la derrota en la primera guerra Mundial. El declive de la República de Weimar impulsó ciertamente el triunfo del nazismo. Para explicar aquel paradójico desarrollo, Max Horkheimer y Theodor Adorno recurrían a la Ilustración. Estaban convencidos de que todo mejoraría si la humanidad tomaba la razón como guía.

*

El mito de la razón

El desarrollo histórico refuta esa convicción. Los caminos de investigación propuestos por el postmodernismo, por la Escuela de Frankfurt y en teorías posteriores, presentan aspectos discutibles desde el punto de vista filosófico, concretamente:

1) La supuesta supremacía del ser humano en el conjunto de la creación. Es necesaria una ontología capaz de exponer las manifestaciones del ser, sin pensarlas, partiendo de diferencias inventadas por el hombre.

2) A partir de ahí descubrir lo propio del lenguaje humano. Comunicación existe en todos los niveles de la creación. Lo propio del lenguaje humano tiene que ser todavía determinado sin la intención predeterminada de demostrar supremacía. El lenguaje humano es por naturaleza ambivalente, separa tanto como une.

3) La palabra no traduce por sí misma la intención del sujeto.

4) El lenguaje se utiliza en su uso cotidiano para cubrir necesidades inmediatas, en los niveles más elevados, sirve también para ocultar las intenciones. La posibilidad de los new fakes radica en el dinamismo de la vida, en la necesidad de defenderse. Mientras que la capacidad de fingir forma parte de los mecanismos de subsistencia de la vida natural y es empíricamente demostrable en los animales, la razón no es susceptible de demostración, más bien resulta evidente su ausencia. La razón es cuestión de fe. La fe en la razón es un postulado griego que desde la antigüedad ha tenido sus críticos. Descubrimientos en el campo de la biología y psicología, han demostrado que los pensamientos y los sentimientos humanos surgen de un mundo encubierto (tan inaccesible como el de los microbios, virus y bacterias) que escapa a nuestro control. Lo mismo hay que afirmar del concepto de libertad, válido sólo para niveles elementales de la vida. Por ejemplo: soy libre de salir ahora a comprar o hacerlo más tarde; pero no fui libre de escoger el hecho, la fecha, el lugar de mi nacimiento, tampoco puedo escoger mis gustos; puedo escoger votar a un partido u otro, pero no puedo, decidir sobre las tendencias de mi voluntad.

5) Conceptos tan fundamentales como razón, lenguaje, libertad fueron introducidos en determinados momentos de la historia de la civilización y forman parte del bagaje intelectual humano transmitidos de generación en generación y mantenidos, pero no han sido sometidos nunca a un examen filosófico serio. Incluso pensadores radicales, como p. e. Hume, Descartes, Husserl en su momento y luego los postmodernos, pusieron entre paréntesis la tradición o le dieron de lado, pero no fueron al fondo de una cuestión que define la esencia misma del ser humano: ¿Es el ser humano realmente libre? A pesar de que el núcleo de la problemática fue percibido claramente ya en la antigüedad: "No hago lo que quiero, sino lo que detesto" (Carta de Pablo de Tarso a los Romanos 7, 15). Esa evidencia de una contradicción en el seno del ser forma parte del capital intelectual del cristianismo que todavía está por ser desarrollado filosóficamente.

6) Igualmente sin desarrollar filosóficamente, está la evidencia de una patología innata de la naturaleza humana (quizá de la naturaleza como tal), según lo expuesto por Pablo de Tarso en su carta a los Romanos cp. 8.

La pregunta que se hacían los investigadores de la Escuela Sociológica de Frankfurt: “por qué triunfó la solución radical propuesta por el nazismo”, no obtuvo respuesta convincente. ¿Qué se pretende ocultar cuando, en presencia de los desastres en la historia humana y en la propia vida personal, se habla de la razón como distintivo del ser humano, desde una cátedra cimentada sobre cadáveres? Recordemos la reflexión con que Hegel concluye su “Fenomenología del Espíritu” que propone el Saber Absoluto como fin de la historia intramundana:

Para el postmodernismo la filosofía de Hegel era prototipo de pensamiento totalitario. Con razón. Pero para superarla no basta declararla metarrelato, hay que completar la visión: No sólo el Espíritu Absoluto, también infinidad de espíritus diminutos imponen su opinión desde una cátedra, que reposa sobre los cadáveres que han ido dejando tras de sí en su ascensión al poder.

Nietzsche, Heidegger y la tradición espiritual de Occidente

Las filosofías de Nietzsche y de Heidegger son composiciones geniales con lenguaje bello, creativo, también embaucador, portadoras del pensamiento megalómano que condujo al horror de Auschwitz. Para levantar Europa hubiera sido bueno acudir a testigos de la libertad interior y de la responsabilidad social, como Francisco de Asís, Juan de Dios, Juan Bosco, Mechtild von Magdeburg, Hildegard von Bingen, Catalina de Siena, Teresa de Ávila Teresa de Lisieux. Además de Nietzsche y Heidegger la filosofía de la postguerra debería haber estudiado otros pensadores como Dante, Cervantes, Calderón, Goethe, Hölderlin o Machado.

Conclusión: Dada la transcendencia del desarrollo histórico desde 1933 hasta la situación actual, hemos estudiado, no sólo las obras, sino también las biografías de pensadores pertinentes (entre ellos Nietzsche, Kierkegaard, Marx, Husserl, Heidegger, Sartre, Simone de Beauvoir) y hemos observado el acontecer cotidiano en instituciones científicas, deportivas, políticas y religiosas en varios países, llegando a la conclusión de que no se trata de los problemas de una institución determinada. Todas están tocadas. El problema es el ser humano. Por eso ya no sirve el cambio de formas establecidas de pensar, es necesario comenzar de cero. Para ello nos hemos detenido en un pensador que tuvo su auge en el siglo 19, luego cayó en el olvido. Se trata del filósofo místico Jakob Böhme, llamado Pilosophus Teutonicus (1575-1624). Hemos estudiado su obra, su vida, hemos viajado - para intercambiar con conocedores de su pensamiento - a su ciudad natal Görlitz, donde vivió y fue perseguido por el poder establecido, pero también apoyado por amigos y bienhechores que anhelaban un nuevo comienzo. Böhme no era académico, era un hombre del pueblo, padre de familia, zapatero de profesión, trabajador y visionario. Lo hemos llamado “Presocrático alemán” (der deutsche Vorsokratiker), como precursor de un pensar creativo y de una vida sana y limpia. Hemos estudiado también las obras de su intérprete, el físico, químico y médico bávaro de Munich, Franz Xaver von Baader (1765 1841), llamado Boehmius redivivus:

En el decurso de esas investigaciones, descubrimos una sorprendente conexión intrínseca entre experiencias empíricas de pueblos preindustriales y esbozos especulativos de gran calado, como el realizado por Jakob Böhme y las investigaciones de Schelling y, sobre todo, de Baader en campos de la física, química y medicina. De esas investigaciones ha surgido La Fenomenología del Profundo o Tiefenphänomenologie, que también hemos llamado Nueva Presocrática (Neue Vorsokratik).

Del libro AURORA o Amaneciendo. Cap. 22 escrito en el año 1612

Yo no he estudiado (…) tengo mi propio maestro que es la naturaleza. De ella he aprendido mi Filosofía, Astrología y Teología, y no de personas.

Juicios sobre Jakob Böhme

F. W. Schelling: "Uno no puede dejar de decir de Jacob Böhme que es un fenómeno milagroso en la historia de la humanidad, y especialmente en la historia de la cultura alemana".

G.W.F. Hegel: "Jacob Böhme es el primer filósofo alemán".

E. Bloch: "Desde Heráclito no se había escuchado nada semejante."

J. Sánchez de Murillo: Jakob Böhme – Der deutsche Vorsokratiker. Zur Gegenwart und Zukunft der Philosophie. En: Erkenntnis und Wissenschaft – Jakob Böhme (1575–1624), Internationales Jacob-Böhme-Symposium Görlitz 2000 (= Neues Lausizisches Magazin, Beiheft 2). Görlitz-Zittau 2001, págs. 128–153.

J. Sánchez de Murillo, Durchbruch der Tiefenphänomenologie. Die Neue Vorsokratik, (El surgir de la Fenomenología del Profundo. La nueva Presocrática). Kohlhammer, Stuttgart 2002

Hemos investigado culturas antiguas, arquitecturas indígenas, especialmente la Maya, viviendo en pueblos quichés de Guatemala. Enriquecedor ha sido también meditar la Carta del Jefe Seattle, en el año 1855, al presidente de los Estados Unidos, que citamos a continuación.

Carta del Gran Jefe Seattle, de la tribu de los Swaminsh, a Franklin Pierce, Presidente de los Estados Unidos de América, 1854.

“El Gran Jefe de Washington envió palabra de que desea comprar nuestra tierra. El Gran Jefe nos envía también palabras de amistad y buena voluntad. (…) Vamos a considerar su oferta, pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco vendrá con sus armas de fuego y tomará nuestras tierras. (…) ¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra?, esta idea nos parece extraña. Si no somos dueños de la frescura del aire, ni del brillo del agua, ¿Cómo podrán ustedes comprarlos? Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo, cada aguja brillante de pino, cada grano de arena de las riberas de los ríos, cada gota de rocío entre las sombras de los bosques, cada claro en la arboleda y el zumbido de cada insecto son sagrados en la memoria y tradiciones de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo los recuerdos del hombre piel roja. (…) Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas, el venado, el caballo, el gran águila, todos son nuestros hermanos. Las escarpadas montañas, los húmedos prados, el calor de la piel del potro y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia. El murmullo del agua de los ríos es la voz del padre de mi padre. Los ríos son nuestros hermanos, ellos calman nuestra sed. Los ríos llevan a nuestras canoas y nos dan peces para alimentar a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deberán recordar y enseñar a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también los suyos, y por tanto deberéis tratar a los ríos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. Tanto le importa un trozo de nuestra tierra como otro cualquiera, pues es un extraño que llega en la noche a arrancar de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga y una vez conquistada la abandona, y prosigue su camino dejando atrás la tumba de sus padres sin importarle nada. Roba a la tierra aquello que pertenece a sus hijos y no le importa nada. Tanto la tumba de sus padres como los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra y a su hermano, el cielo, como cosas que se pueden comprar, saquear y vender (…).

Yo no entiendo, nuestro modo de vida es muy diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Tal vez sea por que el hombre piel roja es un salvaje y no comprende nada. No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar como se abren las flores de los árboles en primavera, o el movimiento de las alas de un insecto. Pero quizás también esto se deba a que soy un salvaje que no comprende bien las cosas. El ruido de las ciudades parece insultar los oídos. Y yo me pregunto, qué tipo de vida tiene el hombre si no puede escuchar el canto solitario del chotacabras, ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un lago? Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie del lago, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía, o perfumado por la fragancia de los pinos. El aire es algo precioso para el piel roja, ya que todos los seres comparten el mismo aliento, el animal, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire. (…) Si les vendemos nuestras tierras deben recordar que el aire es precioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene. El viento que dio a nuestros antepasados el primer soplo de vida, también recibió de ellos su último suspiro. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deberán conservarlas sagradas, como un lugar en donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento perfumado por las flores de las praderas. Queremos considerar su oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, yo pondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. (…) ¿Qué sería del hombre sin los animales? Si todos los animales fuesen exterminados, el hombre también perecería de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra a los animales pronto habrá de ocurrirle también al hombre. Todas las cosas están relacionadas entre si. (…) Es necesario que enseñen a sus hijos, lo que nuestros hijos ya saben, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que ocurra a la tierra, le ocurrirá también a los hijos de la tierra. (…) Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra.. Esto es lo que sabemos: todas las cosas están ligadas como la sangre que une a una familia. El sufrimiento de la tierra se convertirá en sufrimiento para los hijos de la tierra. (…) Sabemos una cosa que quizás el hombre blanco tal vez descubra algún día, el Dios nuestro y el de ustedes es el mismo Dios. Ustedes creen que Dios les pertenece, de la misma manera que desean que nuestras tierras les pertenezcan, pero no es así. Él es el Dios de todos los hombres y su compasión se extiende por igual entre los pieles rojas y los caras pálidas. Esta tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su Creador y se provocaría su irá. También los blancos se extinguirán, quizás antes que todas las otras tribus. Contaminan sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios desechos. Ustedes caminan hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se impregnan los rincones secretos de los densos bosques con el olor de tantos hombres y se obstruye la visión del paisaje de las verdes colinas con un enjambre de alambres de hablar.

¿Dónde está el matorral? Destruido

¿Dónde está el águila? Desapareció.

Es el final de la vida y el inicio de la supervivencia

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