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Sunset en las maderas

El trasfondo de este proyecto cultural no son ideas abstractas. El trasfondo es la historia real con sus dos vertientes: La ceguera del ansia de poder y el frescor de la vida que renace de sus propias cenizas.

Hegel hablaba del Viernes Santo especulativo para entender su filosofía dialéctica. La tiefenfenomenología nace en otras latitudes y explica la vida partiendo de la resurrección. La vida vive, no implica final como tampoco supo el comienzo.   

Recordemos los hechos de esta emocionante historia:

El Profesor Walther era un académico de mediana edad, investigador y docente de historia de la filosofía en un instituto universitario de Baviera. Al no poder soportar la derrota de Alemania con la humillación y las tensiones de la posguerra se derrumba, entra en grave depresión y se ve obligado a prejubilarse. El trasfondo de su biografía está determinado por la situación después de la capitulación alemana en mayo de 1945.

El desastre causado por el nacionalsocialismo comenzó a fraguarse en septiembre de 1919 cuando Hitler se unió al partido NSDAP, se acentuó con la toma de poder en marzo de 1933, recibió un impulso decisivo con la invasión de Polonia en 1939. A partir de ahí, la destrucción fue la constante hasta 1945.  Escondido en un búnker bajo la Cancillería de Berlín, Hitler puso fin a su vida el 30 de abril de 1945 mediante la ingesta de una cápsula de cianuro. El 7 de mayo de 1945 Alemania firmó en Berlin-Karlshorst la capitulación incondicional. Entonces militares y políticos comenzaron a negociar las condiciones, bajo las cuales, sería posible reconstruir ciudades y reanudar la vida social. A nivel intelectual, sin embargo, se produjo un derrumbamiento de la autoestima del hombre como tal; había perdido la fe en sí mismo y en todo lo que hasta ese momento se había llamado cultura.

La postura filosófica surgida de ese desencanto se articuló en Francia hacia 1960, pasando en 1970 a Estados Unidos (French theory). El hombre decepcionado se comportó de manera típica, siguiendo una lógica comprensible. “El país de los poetas y pensadores” (das Land der Dichter und Denker) había producido una de las ideologías más monstruosas de la historia. En consecuencia, se desechó todo lo que parecía haber conducido a ese final y comenzó la carrera en sentido contrario.  La cultura había estado centrada en la idea de progreso hacia un mundo mejor; a la vista del desastre, la filosofía de la decepción eliminó la ilusión, desconfió de la razón, planteó la estrategia de la desorientación. Se abrieron las puertas a la mediocridad y se practicó la metodología del ninguneo. Los nuevos tratados filosóficos propagaban: Con Auschwitz se terminaron las tradiciones portadoras de esperanza; sólo han quedado “grandes relatos”, edificios construidos con palabras, montables y desmontables. El holocausto era prueba irrefutable del naufragio. El barco de la civilización hacía aguas. Por tanto, era necesario tirarlo todo por la borda. De igual modo que antes se había hablado de búsqueda de la verdad y de valores imperecederos, se apelaba ahora a la evidencia de la absurdidad. Al despojar los “metacuentos” de la túnica verbal, quedaban al desnudo ideologías autoritarias indeseables en un contexto multicultural. Una vez eliminada la profundidad, no interesa el contenido, sino la forma que se utiliza para impresionar; se rechazan figuras carismáticas y en su lugar surgen pequeños ídolos por doquier. Se abren las puertas del éxito rápido. Las masas invaden los templos del saber. La vulgaridad triunfa. Las telebasuras se multiplican.

La filosofía del desencanto cautivó individuos e invadió instituciones sociales. La consigna era “triunfar hoy”, Todo vale con tal de que ayude a conseguir esa meta. Llegar antes que los demás, cueste lo que cueste. “Carrera” (Karriere) era la palabra mágica, “Caminar sobre cadáveres” (über Leichen gehen) describía la actitud. Donde en otro tiempo se cultivaba la seriedad de la investigación, imperaba ahora la dictadura de la superficialidad.

La única verdad es que no hay verdad, se predicaba en las aulas y se propagaba en multipedias. Por tanto, todo el mundo tenía derecho a opinar. Y la sociedad se vio arrollada por un torbellino informativo, recalcando de ese modo el poder de la manipulación en el mundo humano, cuando se trata de subyugar y ganar. No se daban cuenta de que estaban repitiendo el error que pretendían corregir. Porque precisamente ese fue el principio que había inspirado la creación del Propagandaministerium en el Tercer Reich a cuyo frente estaba Joseph Goebbels, el incondicional de Hitler.

Ironía de la historia: La filosofía del hombre decepcionado por el desastre de la Segunda Guerra Mundial, había conducido al mismo punto desde el cual el nazismo trató de dominar al mundo: la tiranía de la información propagandística.

El profesor Walther no pudo resistir el cambio de mentalidad en su entorno. Prejubilado, se alejó de toda actividad académica. Pasaba el tiempo rumiando su tristeza.

Un día en una calle del pueblo, conoció a una niña, entabló conversación con ella y simpatizaron. Le preguntó por su nombre, ella respondió: - Me llamo Malinska. Espera aquí fuera un momento, enseguida vuelvo.

La niña entró en una Iglesia. Walther se quedó fuera.

Al cabo de un rato, salió de la iglesia una anciana. Walther, viendo que la niña no volvía, entró, pero en la iglesia no había nadie. Preguntó entonces por ella a la gente del pueblo.

Le respondieron: -Malinska murió hace meses, indicándole donde estaba enterrada.  

Acto seguido, Walther se dirigió al cementerio y encontró la tumba:

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Entonces una voz habló: -Walther, aquí sólo están mis restos. Yo estoy viva y podemos hablar cuando quieras.  Y así sucedió, continuaron encontrándose.

En largos paseos por el bosque, Malinwska le fue interpretando desde una perspectiva superior, las cosas que suceden en la vida, pero cuyo sentido, el científico Walther no lograba descifrar.

Malinwska Kunkel

* 10. Oktober 1977

+ 10. Oktober 1985

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